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The Catholic
Monarchs, Ferdinand and Elizabeth, suffered much family loss, as can be
seen in Joanna's ascent to the throne of Spain. The only son, named John, preceded his parents in death in 1497. As John's
wife, Margaret, daughter of the emperor Maximilian I, was pregnant at the time of
his death, there was hope of succession through his line.
Unfortunately, Margaret delivered a still born child.
Next in line was
the monarchs' oldest child, daughter Isabel, but the idea of a female Queen did not
set well in the kingdom of Aragon, and the "Justice" of Aragon
refused to acknowledge the daughter Isabel as heir to the throne.
While she could become Queen of Castile & Leon, the monarchs did not
want to divide Castile & Leon from Aragon, and undo the progress that
the union had thus far achieved. While the monarchs Ferdinand & Elizabeth were
contesting with the "Justice" of Aragon, the daughter Isabel died in childbirth.
As the child who
survived was a son, named Miguel, he was proclaimed heir and his grandparents Ferdinand
and Elizabeth were appointed guardians until he reach 14, the age of
majority. Miguel died under the age of 3, bringing more sorrow
to the
monarchs .
[1]
This tragic
series of events brought the line of succession to the third child of
Ferdinand & Elizabeth, Joanna. Ferdinand took his daughter
Joanna and her husband Philip to Aragon, and there he persuaded the
authorities to acknowledge them as successors to the throne.
Prescott records that he could not uncover the means used to persuade the
authorities. [2] |
Los
reyes Fernando e Isabel sufrieron graves pérdidas familiares que
terminaron por llevar a la ascensión de su hija Juana al trono de España.
El único hijo hombre de los monarcas, Juan, murió antes que sus padres
en 1497. Como su esposa
Margarita,
hija del
emperador Maximiliano I, estaba esperando un hijo al tiempo de su
muerte, existió la esperanza de sucesión a través de este niño.
Infortunadamente el niño nació muerto.
El
próximo en la línea de sucesión era la hija mayor de los monarcas,
Isabel. Sin embargo la idea de una reina no se afianzó y las Cortes del
reino de
Aragón no hicieron el reconocimiento de Isabel como heredera al
trono. Si bien Isabel hubiese podido llegar a ser la reina de Castilla y
de León, Fernando e Isabel no querían dividir estos dos reinos de Aragón
pues se habría frustrado el progreso alcanzado con su
unión. Mientras que los monarcas apelaban el fallo de las Cortes,
Isabel murió al dar a luz un hijo. El niño sobreviviente, de
nombre Miguel, fue proclamado heredero y sus abuelos, Fernando e Isabel,
nombraron un regente hasta que el niño alcanzara la edad de 14 años. Sin
embargo Miguel murió menos de tres años después
trayendo más desgracias a los monarcas.
Esta
serie trágica hizo que la línea de sucesión se extendiera el tercer
hijo de los reyes, Juana. Fernando llamó a Juana y a su esposo Felipe a
Aragón y allí persuadió a las autoridades para que los reconocieran
como sucesores al trono.
Prescott recuerda cómo Fernando no escatimó esfuerzos para
persuadir a las Cortes en este objetivo.
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image ©
Kunsthistorisches Museum Vienna, used with permission
Family of Emperor Maximilian I by
Bernhard Strigel (1460 - 1528)
Back row:
Maximilian I, Philip I, Joanna of Castile
Front row: Ferdinand, Charles, Eleanor
Familia
del
Emperador Maximiliano I por Bernhard Strigel (1460 - 1528)
Fila de atrás: Maximiliano I, Felipe I, Juana de Castilla
Fila de enfrente: Fernando, Carlos, Eleonor
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A
Portrait of Power
| Maximilian
I - Holy Roman Emperor |
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Philip
I - King of Spain |
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Joanna
of Castile - Queen of Spain |
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Ferdinand
- future Holy Roman Emperor (b. 1503) |
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Charles
- future Holy Roman Emperor and future King of Spain (b. 1500) |
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Eleanor
- Queen of Portugal (b. 1498) |
This
picture shows happier times for Joanna, with her husband Philip, three
of their children and her father-in-law Maximilian. Not
shown in the painting are Maximilian's wife, Marie of Burgundy who died in
1482 when her son Philip was only 3 years old, and Joanna's
daughters Isabella, Mary and Katherina. |
Un
retrato del poder.
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Maximiliano
I –Sacro Emperador Romano |
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Felipe
I – Rey de España |
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Juana
de Castilla – Reina de España |
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Fernando
- futuro Sacro Emperador Romano
(n. 1503) |
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Carlos
– futuro Sacro Emperador Romano y futuro rey de España (n. 1500) |
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Eleonor
– Reina de Portugal (n. 1498) |
Esta
ilustración presenta tiempos felices para Juana con su marido Felipe,
tres de sus hijos y su suegro Maximiliano. No están en la pintura la
esposa de éste, María de Borgoña , quien murió en 1482 cuando su hijo
Felipe tenía tres años de edad, ni sus hijas Isabel, María y Katherina.
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Joanna's
madness Joanna
is recorded as having suffered bouts of insanity, and after her mother
Elizabeth died in 1504 it seems there was no one who could effectively help
her through these bouts, and she spent her last 47 years in
seclusion. The following narrative is from Prescott, and relates to
the behavior of Joanna after the death of her husband Philip on September
26th, 1506. "Towards
the end of December, she determined to leave Burgos, and remove her
husband's remains to their final resting place in Granada. She
insisted on seeing them herself, before her departure. The
remonstrances of her counsellors, and the holy men of the monastery of
Miraflores, proved equally fruitless. Opposition only roused her
passions into frenzy, and they were obliged to comply with her mad
humors. The corpse was removed from the vault; the two coffins of
lead and wood were opened, and such as chose gazed on the mouldering
relics, which notwithstanding their having been embalmed, exhibited
scarcely a trace of humanity. The queen was not satisfied till she
touched them with her own hand, which she did without shedding a tear, or
testifying the least emotion. The unfortunate lady, indeed, was said
never been seen to weep, since she detected her husband's intrigue with
the Flemish courtesan. "The
body was then placed on a magnificent car, or hearst, drawn by four
horses. It was then accompanied by a long train of ecclesiastics and
nobles, who, together with the queen, left the city on the night of the
20th of December. She made her journeys by night, saying, that
"a widow, who had lost the sun of her own soul, should never expose
herself to the light of day." When she halted, the body was
deposited in some church or monastery, where the funeral services were
performed, as if her husband has just died; and a corps of armed men kept
constant guard, chiefly, as it would seem, with the view of preventing any
female from profaning the place by her presence. For Joanna still
retained the same jealousy of her sex, which she had unhappily so much
cause to feel during Philip's lifetime. "In
a subsequent journey, when at a short distance from Torquemada, she
ordered the corpse to be carried into the court yard of a convent,
occupied, as she supposed by monks. She was filled with horror,
however, on finding it a nunnery, and immediately commanded the body to be
removed into open fields. Here she encamped with her whole party at
the dead of night; not however until she had caused the coffins to be
unsealed, that she might satisfy herself of the safety of her husbands
relics." [3] Prescott
cites Peter Martyr in a footnote that a monk gave Joanna hope that her
dead husband would rise from the dead because he claimed to know of a prince
who had risen from the dead after 14 years. |
La
locura de Juana
Juana
es recordada por sufrir ataques de locura. Después de que su madre murió
en 1504 nadie pudo ayudarla a recuperarse de esos ataques por lo que pasó
en retiro sus últimos 47 años de vida. La siguiente narración
corresponde a Prescott y relata el comportamiento de Juana después de la
muerte de su marido en septiembre 26 de 1506.
“A
fines de noviembre (sic) determinó salir de Burgos, para trasladar los
restos de su esposo a su enterramiento definitivo en Granada; pero antes
de partir, se empeñó en verlos por sí misma, sin que produjera efecto
alguno las representaciones en contrario de sus consejeros, ni tampoco las
de los religiosos del convento de Miraflores, porque la oposición que
encontraba no hacia más que enfurecer sus pasiones,
y tuvieron por fin que acceder a su loco capricho.
Sacaron, pues, el cadáver de su sepulcro: abrieron las dos cajas
de madera y de plomo que le contenían; y la reina contempló aquellos
restos deshechos, que a pesar de haber sido embalsamados, apenas
presentaban vestigio alguno de forma humana, sin que de diese por
satisfecha hasta que los tocó con su propia mano, lo cual hizo sin
derramar una sola lágrima, ni manifestar la menor emoción.
Dícese que no se había visto llorar a aquella desventurada señora,
desde que descubrió las relaciones de su marido con la cortesana flamenca”.
“Enseguida
se colocó el cadáver sobre un magnífico carro fúnebre tirado por
cuatro caballos, y fue acompañado por numeroso séquito de nobles y
eclesiásticos, que juntamente con la reina, salieron de la ciudad en la
noche del 20 de diciembre. Las
jornadas eran de noche, pues doña Juana decía que una viuda que ha
perdido al sol de su alma, nunca debía ver la luz del día.
Cuando la fúnebre comitiva hacía alto, el cadáver se depositaba
en alguna iglesia o convento en donde se celebraban funerales, como si
acabara de morir, haciéndole continua guardia un cuerpo de hombres
armados, con el objeto principal, al parecer, de que ninguna mujer
profanase el lugar con su presencia; porque doña Juana conservaba todavía
los mismos celos contra las personas de su sexo, para los que
desgraciadamente tuvo tanto motivo en vida de Felipe”.
“En
una de las jornadas, y muy cerca ya de Torquemada, mandó la reina que se
llevase el cadáver al patio de un convento, que supuso era de frailes;
pero se llenó de horror al saber que eran monjas las que le ocupaban, e
hizo que se sacase inmediatamente al campo.
Allí se estacionó con su comitiva en medio de la noche, no sin
haber hecho abrir antes las cajas para cerciorarse de que se conservaban
íntegros los restos de su marido; aunque era muy difícil conservar
encendidas, durante aquel tiempo, las hachas, que se apagaban por la
violencia del viento, dejándolo todo sumido en completa oscuridad”.
Prescott
describe en una nota a pie de página a
Peter Martyr en la cual se describe como un monje prometió a Juana
que su marido podría resucitar debido a que el monje había conocido a un
príncipe que lo había hecho después de 14 años de muerto.
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Doña Juana la Loca
FRANCISCO PRADILLA ORTIZ (1848-1921)
image © Prado Museum
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[1]
Prescott,
William H., History of the Reign of Ferdinand and Isabella the
Catholic. Vol. II, Chapter IV, pp. 348-66
[2]
Vol. III, Chapter XII, pp. 63-5
[3]
Vol. III, Chapter XX, pp. 266-268.
Prescott, William H.
1874 (reprint). History of the reign of Ferdinand and Isabella the
Catholic. Philadephia: J.B. Lippincott & Co. 3 volumes.
(originally published in 1837).
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Nota:
Las citas textuales de esta versión fueron tomadas de la obra de Prescott
traducida al Español por
Atilano Calvo Iturburu. Imprenta de Gaspar y Roig, Editores, Madrid
1855.
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English/Spanish translation assistance by Andrés
Langebaek Rueda
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